Echo de menos estas rutitas que hacíamos siempre a pueblecitos cercanos, sin temor, sin problemas. ¿Quién no ha oído hablar de Chinchón? Uno de los pueblos más bonitos de Madrid. La plaza es preciosa y cada calle guarda un encanto, un trozo de historia. Tuvimos la suerte de encontrar además un mercado medeival artesano. Después terminamos en el castillo de los Condes. Todo un placer, fue justo antes de que nos encerraran y todo estaba a rebosar, lleno de alegría y de vida.
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