Llevo mucho tiempo sin escribir 1) porque mi tiempo se ha reducido más de lo que ya estaba y 2) han pasado una serie de circunstancias en mi vida que han hecho que necesitara calma y encontrar el equilibrio, je je je.
Si has llegado hasta este post y estás nerviosa y preocupada te pido que cojas aire y te calmes (como intenté hacer yo mientras estaba en la sala de espera).
He de decir que mi primer embarazo fue todo ideal, perfecto, tan de manual que se clavó en la FPP y pensaba que éste segundo iba a ser igual. Me equivocaba.
Para empezar manché y dije: -¡Buah ya está aquí la regla otra vez!
Pero ¡no! ¡estaba embarazada! ¡Qué ilusión, qué felicidad!
Estaba de 7 semanas, eran las cuatro de la tarde más o menos, mi hijo mayor dormía plácidamente, me había puesto el uniforme del trabajo y estaba esperando a que llegara mi marido para darme el relevo, fui al baño y... uff ahí estaba, una súper mancha de sangre roja y como con un coagulo además, en ese momento pensé: -¡NO! ¿Por qué?
El miedo fundió mi cerebro, corriendo me cambié y llamé a mi trabajo para avisar, llegó mi marido y dijo: -Pero no pasa nada ¿no?
Y yo: -¿Cómo?
(Él siempre hace preguntas estúpidas como cuando falleció mi abuelo Diego que me dijo: -Pero ¿De verdad me lo juras?), en fin, que se quedó con el niño y me fui a urgencias, lloré todo el camino, le hablaba y le decía: -Bichito quédate conmigo por favor.
Porque al igual que mi otro hijo este bebé era muy muy deseado, en la sala de espera miraba en internet buscando alguna esperanza. Por eso espero que tú encuentres esto y te pase como a mi.
La suerte me sonreía bichito estaba bien, su corazón latía firmemente y yo solo podía llorar y le pedía que se agarrara con fuerza. Sin explicación alguna el diagnóstico era amenaza de aborto, me mandaron reposar, evitar las relaciones sexuales por supuesto y no coger peso y así intenté hacerlo, aunque teniendo un peque en casa y sin ayuda de nadie no era tan fácil, no volví a manchar tras la exploración. Así que volví a mi vida normal y a trabajar, me sentía tranquila y feliz lo consideré un sustito de nada, no sabía que lo peor estaba por llegar.
Ya estaba de 10 semanas, había trabajado de mañana y recogido a mi rey y me encontraba en casa muy tranquila, de nuevo fui al baño y no encendí la luz pero al limpiarme tuve una impresión diferente que me hizo encenderla rápidamente ¡OH NO! era como si hubiera orinado sangre y al levantarme asustada empezó a caer sangre a chorros pero como si fuera una regadera, algo verdaderamente asombroso, tuve que ponerme una compresa, mi hijo preguntaba si tenía pupa, entonces escribí a la vecina para dejársele y le pedí dinero para la zona azul, salí a toda velocidad hacia urgencias, esta vez no iba hablando a mi bichito pues pensé que iba deshecho total, de hecho llamé a una amiga que manchó un poco en su embarazo para comparar y me dijo que eso pintaba fatal. Al llegar el celador dijo: -¡Joder! has podido llegar antes justo vengo de llevar a otra, otra vez tengo que ir hasta allí... si hubiera estado en mis cabales le hubiera pedido perdón por hacerle hacer su trabajo y le hubiera dicho que qué más quisiera yo que no estar allí, pero no dije nada.
En la sala de espera me sentía muy triste porque ni si quiera me había dado tiempo a decírselo a la Yaya (mi suegra), la noticia ya se la había dicho a mis padres pero a mis suegros estaba esperando a darla justo el día siguiente que eran las bodas de oro de ellos y les habíamos preparado muchas sorpresas. Me hicieron pasar y sorprendentemente bichito estaba bien. -¡Mira, mira como se mueve! decía la que acompaña a la ginecóloga, -¡con lo chiquitita o chiquitito que es como se mueve! y yo en shock: -Pero ¿En serio me estás diciendo que está vivo?
De nuevo no me dan explicación, ni hematomas, ni desprendimientos, ni causa aparente, el diagnóstico era amenaza de aborto y de nuevo reposar, etc. La vida quiso que justamente a mi suegra le detectaran un cáncer de pecho, por lo que ni ella podría ayudarme, ni yo podría ayudarla a ella. Me vi sola con todo, el niño, la casa, las ropas, planchas, comidas debían continuar y tres semanas me tiré después manchando, cambiándome compresas, leyendo en internet, llorando, dando vueltas, desilusionándome cada vez que iba al baño y la sangre seguía ahí, y ahora que ha llegado su cumpleaños le miro y pienso: -¡Estás aquí conmigo, eres de verdad!
Bueno pues deseando llegar a la semana 12 y sin parar de manchar, me retrasaron la cita un par de días para colmo de todo, aunque por fin llegó y todo estaba perfecto, me salieron con las tiroides y hala, un tratamiento hasta dar a luz... Decidí darme el alta y continué trabajando despacito y con buena letra, la sangre remitía, yo estaba más feliz.
Semana 20 es un niño :) y todo está bien menos la placenta que está previa, vamos¡¡¡ que la placenta está antes que el niño, ¿Perdona?; esto puede revertir según va creciendo el útero, pero de no ser así necesitarás una cesárea ya que el bebé puede morir si hay un desprendimiento severo, jo! algo más?? Justo en este punto le sucede esa fatalidad a la cuñada de una compañera de mi trabajo que llegada a termino no se pudo hacer nada por salvar la vida de ese bebe ya que al desprenderse hay que sacarlo de forma inmediata y bueno mi compy preocupada me aconseja que al mínimo dolor me vaya pitando a urgencias. Estaba acojonada, me preguntaba si quizás por eso sangraba y por qué no se me había comunicado antes, me estaba volviendo loca, y la gente me hería con su frase de "no te preocupes","no le des vueltas"... ¡Como si fuera tan sencillo!
A pesar de los disgustos intentaba disfrutar de mi bebé y hacerme muchas fotos y vídeos, hacer participes a mi hijo y mi marido sin saber cual sería el final. Semana 26 de nuevo hemorragia, otra vez a urgencias ¡¿Por qué?! la placenta seguía mal, tenía contracciones y tuvieron que hacerme un control para descartar parto prematuro (quería tirar la toalla) Cada semana que pasaba respiraba aliviada pensando: -Mi niño ya es un poquito más grande, si pasara cualquier cosa tendría más posibilidades de sobrevivir...
Semana 30 placenta corregida ¡bieeeen! no podía creerlo, pero tachán; dieta porque el niño está gordo (palabras literales). Total, me aseguré con un privado también y efectivamente la placenta estaba bien y de gordo nada, la cabeza es lo que tenía grande y la tendrá siempre jajajajajaja. Semana 38 Aarón nace en 22 minutos de reloj sin ninguna complicación :) Me siento afortunada y si estás en una situación parecida te deseo el mismo final a ti, ánimo todo irá bien. Muack
7días postparto
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